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De Kabir

¿Veré amanecer el día,oh Madre Divina,
en que al pronunciar Tu Nombre
afluya a mis ojos un torrente de lágrimas
que inunde los bancos de arena de mi ignorancia,
y acabe con la aridez de mi corazón?
Entonces,en el lago formado por mis lágrimas,
florecerá el loto luminos de la sabiduría,
que disipe para siempre mis tinieblas.
¡Oh Madre Cósmica Omnipresente,
ven a mí en forma humana tangible!
Solo Tu rostro de infinita bondad puede desterrar
para siempre mi dolor.


Los santos Pies de mi Divina Madre,
la Diosa del Universo,
que es consorte del Dios Eterno,
forman el lago del néctar.
Si la mente se sumerge en este lago de inmortalidad,
de poca necesidad serán los ritos sagrados.
El alma del devoto de mi  Divina Madre,
se encuentra en esta vida liberada de las ataduras del mundo.
En verdad su esencia es la dicha eterna.